
DIEGO FERNANDO PRIETO
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Ad_Venimiento
"El tiempo mesiánico no es el fin del tiempo, sino el tiempo que queda entre el tiempo y su fin."
(Paráfrasis de Giorgio Agamben, El tiempo que resta)
Pintar hoy es resistir la urgencia.
En un mundo que devora imágenes en segundos, la pintura abre un intervalo, una pausa que interrumpe el vértigo y nos invita a mirar despacio.
Ad_Venimiento nombra lo que llega pero nunca del todo. No es un hecho cerrado, sino una apertura, un movimiento incompleto como las huellas heredadas del pasado, restos que no podemos fijar ni borrar. Heredar no es repetir, sino refractar y abrir un pliegue en lo que parecía estable.
Las obras reunidas aquí nacen de una tensión que no se resuelve. La imagen aparece como promesa y, en el mismo gesto, se retira. Persiste algo, tal vez un eco, un trazo o un posible resplandor, aunque no se fija; por el contrario, se desplaza hacia una latencia que respira en el límite de su forma. Nada se ofrece como presencia plena, y todo vibra en esa franja incierta donde lo visible se abre paso y, al instante, comienza a deshacerse.
Aquí la pintura no representa, sino que actúa como un campo de fuerzas. Es tiempo hecho materia, un cuerpo que respira entre pasado y promesa. Y, como toda promesa, no busca cumplirse, sino mantenerse abierta.
Ad_Venimiento es suspensión y temblor, una imagen que solo abre, acaso, el tiempo que queda.

Ad_Venimiento
“Messianic time is not the end of time, but the time that remains between time and its end.”
(Paraphrase of Giorgio Agamben, The Time That Remains)
Painting today is an act of resistance against urgency.
In a world that devours images within seconds, painting opens an interval, a pause that interrupts the vertigo and invites us to look slowly.
Ad_Venimiento names that which arrives, but never completely. It is not a closed event, but an opening, an unfinished movement—like the inherited traces of the past, remnants that we can neither fix nor erase. To inherit is not to repeat, but to refract and to open a fold in what once appeared stable.
The works gathered here emerge from a tension that does not resolve. The image appears as promise and, in the same gesture, withdraws. Something persists—perhaps an echo, a trace, or a possible radiance—yet it never solidifies; on the contrary, it shifts toward a latency that breathes at the very limit of form. Nothing presents itself as full presence; everything vibrates within that uncertain threshold where the visible emerges only to begin, at once, to dissolve.
Here, painting does not represent but acts as a field of forces. It is time materialized, a body breathing between past and promise. And like every promise, it does not seek fulfillment, but to remain open.
Ad_Venimiento is suspension and tremor—an image that opens, perhaps, only the time that remains.

La vibración del tiempo
Hay gestos que sobreviven a los siglos no porque se repitan, sino porque insisten. El de un hombre que habla a los pájaros, por ejemplo, ese instante en que la palabra humana toca lo que carece de voz. En el fresco antiguo, la escena era ofrenda y comunión; en esta pequeña tabla, lo que permanece es la vibración.
Los pájaros ya no vuelan: son juguetes detenidos, fragmentos de un rito extraviado. Allí donde antes hubo vuelo, ahora hay suspensión. Donde hubo canto, silencio. Donde la fe movía el aire, hoy una cuerda lo sostiene.
El tiempo detenido
Los objetos —un gato, los pájaros de madera, una cuerda que pende— configuran un espacio que no pertenece del todo al presente. Parecen surgir de un tiempo suspendido, como si el pasado se hubiese sedimentado en sus superficies. La pintura no cita, convoca. Lo que se manifiesta no es nostalgia, sino aparición. Sobre la superficie de la tabla, la memoria actúa como una corriente subterránea que retorna y se transforma.
La obra recoge las fuerzas del pasado no para reproducirlas, sino para otorgarles una nueva vitalidad en el presente. Cada forma contiene una tensión: lo que fue y lo que insiste en volver a ser.

La carne y el sacrificio
Cuerpos colgados, suspendidos entre la vida y la materia. No hay horror, sino conciencia de lo frágil. En la quietud de la carne desollada vibra una antigua ceremonia, una pregunta por la belleza de lo que fue vida y aún persiste en la imagen.
Campo existencial
La escena no busca ilustrar una historia sino abrir un campo de experiencia. Allí las imágenes se vuelven signos de una esperanza antigua que aún resiste, la posibilidad de una comunión entre lo humano y lo inanimado, entre la vida y su simulacro. En ese territorio, el sentido no se narra; se encarna. El gato vigilante custodia el límite entre lo vivo y lo inerte. Los pájaros inmóviles parecen escuchar lo que ya no se dice. En esa tensión, la obra encuentra su tono, una espiritualidad quebrada pero todavía luminosa.
Poética del oficio
La materia pictórica se torna oración muda. Se advierte en ella una paciencia del hacer, un cuidado propio de quien mezcla pigmentos como quien cocina el tiempo. Esa cocina pictórica no busca el artificio sino la permanencia del gesto. Cada capa pretende retener la fugacidad de las cosas y fijar la delicadeza de un instante que ya se escapa. Con su escala íntima y su imaginería suspendida, la obra invita a mirar de nuevo lo que creíamos perdido. A través del color y la quietud se abre un umbral entre lo visible y lo recordado. En ese umbral, la pintura no solo representa sino que se constituye en presencia.
La iguana y la monja
Entre la verdad y el engaño se abre un umbral, una disputa que atraviesa toda cultura. La iguana y la monja se observan, se confunden, como dos formas del mismo temor. En el cielo, las estrellas son las mismas que miraron nuestros antepasados, pero hoy apenas las vemos. La oración se transformó, cambió de cuerpo y de sentido. No es que las estrellas hayan desaparecido, es que dejamos de mirarlas con la misma intensidad.

Legend of St. Francis: Sermon to the Birds
Serie: Scenes from the Life of Saint Francis
Autor: Giotto di Bondone
Fecha: ca. 1297–1299
Técnica: fresco
Dimensiones: 270 × 200 cm